James Bond es un personaje de ficción. Fue creado el año 1952 por Ian Fleming, un periodista y agente de bolsa inglés que escribió un total de 12 novelas y nueve cuentos protagonizados por un espía de una división especial del servicio secreto británico.
Alrededor de James Bond se ha creado toda una cultura impulsada fundamentalmente por las películas basadas en las novelas y cuentos de Fleming. Tras el fallecimiento de este, autores como Kingsley Amis, John Gardner y Raymond Benson aportaron más literatura sobre el tema y, gracias a eso, el Bond del cine sobrevivió a la muerte de su creador y hoy goza de buena salud pese a que, en el cine, perdió a la única mujer que amó y, por tanto, se convirtió en un asesino despiadado. Su jefa más reciente en el servicio secreto lo llama “reliquia de la guerra fría”.
Recientemente, Bond levantó polvo en Bolivia y Chile a raíz de la filmación y posterior estreno de su última película, “Quantum of Solace”, que está basada en la historia corta “Una parte de cariño”, de Fleming. La historia transcurre mayoritariamente en Bolivia pero, como se filmó en el desierto de Atacama presentándolo como parte de nuestro país, los chilenos pegaron el grito al cielo y no faltó un alcalde que arremetió con su auto contra el equipo de filmación.
La polémica de “Quantum of Solace” ya se había olvidado cuando el empresario Miguel O’Connor Darlach fue asesinado en La Paz y así comenzó una novela que bien podía titularse “Red de corrupción (en YPFB)”. Lo curioso es que de culebrón de mal gusto —con matrimonio y divorcio de por medio—, la novela se convirtió en policíaca cuando el mismísimo presidente de la República quiso atenuar la culpa de Santos Ramírez culpando a la CIA por lo que pasaba en la estatal petrolera.
CIA es la sigla en inglés de la Central Intelligence Agency. Es la agencia gubernamental de los Estados Unidos encargada de la recopilación, análisis y uso de "inteligencia", mediante el espionaje en el exterior, ya sea de gobiernos, corporaciones o individuos que pueda afectar la seguridad nacional del país del norte.
Debido al carácter de dicha agencia —que no cambió ni siquiera por el fin de la guerra fría—, es admisible la versión de que sus agentes se infiltren en instituciones estatales. Es más, la CIA tuvo tanto poder en Bolivia que el Che Guevara fue asesinado por una orden proveniente de esa agencia durante el gobierno de René Barrientos Ortuño.
Por ello, no sería raro que un agente de la CIA se haya infiltrado en YPFB. Lo que es inadmisible es que una sola persona haya sido la causante de que en esa empresa se haya montado todo un aparato de corrupción que sólo salió a la luz a raíz del asesinato de O’Connor Darlach.
Más aún, a raíz de todo este escándalo se supo que el MAS ya fue advertido de las habilidades de Santos Ramírez hace muchos años atrás, cuando el entonces dirigente campesino Félix Santos presentó pruebas de sus supuestos latrocinios en alcaldías rurales de Potosí. El ex ideólogo masista Filemón Escóbar dijo que, en ese entonces, el ahora partido gobernante prefirió enterrar la corrupción de Ramírez y lo postuló como candidato a diputado por Potosí junto al dirigente denunciante.
¿Ya entonces había filtración de la CIA?... para nada. Lo que ocurrió en YPFB es que Santos Ramírez acumuló demasiado poder y se estaba aprovechando de él hasta que un asesinato lo puso al descubierto.
Pensar en otra cosa es ingresar al mismo terreno de ficción de las novelas de James Bond: con historias fantásticas sobre espías y asesinos despiadados que, al igual que los odios raciales e ideologías trasnochadas, no son más que “reliquias de la guerra fría”.
4-III-2009
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