El éxito obtenido, hasta ahora, en la Corte Internacional de
Justicia con la demanda marítima ha puesto de moda a dos expresidentes
bolivianos, Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez.
Además de expresidentes, ambos son reconocidos profesionales
en sus respectivas áreas y eso es lo que destaca la gente pensante. Tan bien
cayeron que hasta se hicieron gráficas con sus fotografías proponiéndolos para
presidente y vicepresidente.
Déjeme explicarle las razones que tengo para no estar de
acuerdo:
Rodríguez Veltzé tiene un excelente perfil, especialmente en
su natal Cochabamba, pero muchos parecen haber olvidado cómo fue que llegó a la
presidencia de la República. Era ministro de la Corte Suprema de Justicia (CSJ)
cuando renunció su presidente, Armando Villafuerte, y se desató una pugna por
la sucesión. En virtud a la última parte del artículo 53 de la Ley de
Organización Judicial de entonces, quien debía sucederlo en el cargo era el
decano, Kenny Prieto. Pese a ello, Rodríguez fue elegido presidente interino de
la CSJ violando por lo menos tres normas como se denunció, en su momento, en el
Consejo de la Judicatura.
Cuando se produjo la ilegal elección, el diario El Potosí
alertó que lo que en realidad se jugaba no era la presidencia de la corte sino
de la República. La advertencia se hizo realidad cuando Carlos Mesa renunció a
la primera magistratura del país y, tras los desistimientos del presidente del
Senado, Hormando Vaca Díez, y de Diputados, Mario Cossío, Eduardo Rodríguez
asumió el mando de la nación. Aunque se intentó legalizar la elección en la
CSJ, el mandato de Rodríguez nació nulo y eso pone en entredicho sus actos como
presidente de la República.
Mesa sucedió a Sánchez de Lozada tras la guerra del gas.
Aunque fue un excelente gobernante, no logró completar su mandato porque no
tenía —ni tiene— un aparato político que lo sustente en el poder.
A mi juicio, Carlos Mesa fue quien inició la actual pugna
por el acceso soberano al mar ya que rompió relaciones con Chile y declaró
públicamente sus intenciones de pelear por nuestra más que centenaria
reivindicación. La prueba está en aquella fotografía en la que se lo ve con una
chalina del tinku colgando de su cuello y con el mar a sus espaldas. Fueron los
tiempos en los que dijo que “ni una molécula de gas” sería vendida a Chile.
La diferencia entre ambos se hizo evidente en los últimos
días. Cuando lo entrevistaron en Chile, Mesa no solo dejó bien parado al país
sino que declinó comentar sobre los intentos de una nueva reelección del
presidente Evo Morales. Dijo que no hablaría de temas de política interna de
Bolivia estando en Chile. Cuando volvió al país, declaró que no estaba de acuerdo
con la “repostulación”. A Rodríguez le preguntaron lo mismo y él prefirió
guardar silencio.
Mesa fue un buen presidente y lo más probable es que
volvería a serlo. Lamentablemente, no solo no tiene el suficiente respaldo
partidario sino que no es un hombre para estos tiempos.
Paciencia. Parece que cada pueblo tiene, no más, los
gobernantes que se merece.
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