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¿Dónde está la derecha?

Utilizando recursos fiscales; es decir, el dinero de todos los bolivianos, el Gobierno desarrolla una campaña con la que pretende demostrar que la demanda de federalismo que Potosí enarboló en su reciente huelga de 27 días ha sido motivada por Manfred Reyes Villa.
Como se recordará, Manfred Armando Antonio Reyes Villa Bacigalupo es prófugo de la justicia boliviana desde enero de 2010, cuando la entonces Corte Suprema de Justicia emitió una orden de aprehensión en su contra por no haberse sometido a tres procesos judiciales. Escapó a Perú y de ahí pasó a Estados Unidos. Aunque existe alguna gente que lo apoya, y lo ayuda con su propaganda, es muy difícil que logre influenciar en la política boliviana.
Eso sí, el prófugo no está quieto. Recién nomás difundió un video en las redes sociales en el que propugna una Bolivia federal y emitió mensajes al respecto. Sus esbirros lo amplificaron y, así, nos hicieron un flaco favor a los potosinos porque el Gobierno relacionó el movimiento cívico con esas movidas que, de otra forma, no hubieran tenido tanta repercusión.
El argumento de que la derecha está detrás del movimiento potosino no es nuevo ni se aplica solo a este caso. Como lo advirtió la mayoría del pueblo boliviano, este Gobierno se ha acostumbrado a culpar de todo a la derecha, al neoliberalismo, al imperialismo, al lado oscuro de la fuerza… en fin… a todo aquello que, con el paso de la historia, se ha convertido en negativo y deleznable para la sociedad. El recurso es torpe pero efectivo. Después de todo, es más fácil culpas a otros cuando no se quiere asumir responsabilidades propias.
Pero la insistencia del Gobierno de vincular el movimiento potosino con la derecha no se queda ahí. Las movidas de Samuel Doria Medina en las redes sociales y la actuación de sus asambleístas y concejales alimentaron la mentira que no solo se repite en la propaganda pagada con dinero del Estado sino en los ataques que los serviles al Movimiento Al Socialismo repiten despiadadamente en sus cuentas de Twitter y Facebook.
Lo que los oficialistas parecen olvidar es que, de buena o mala manera, la derecha boliviana fue derrotada y reducida a su mínima expresión. Decir que puede influir en los 200.000 potosinos que marcharon más de una vez en la Villa Imperial es tanto como admitir que la derecha no solo goza de buena salud sino que tiene un enorme poder.
¿Todavía queda derecha en Bolivia? Al parecer, el Gobierno cree que sí; de lo contrario no desarrollaría esa millonaria propaganda.
Pero los partidos conservadores han sido derrotados y muchos hasta perdieron su personería jurídica. El desafío, entonces, es identificar al partido de derecha del que tanto habla el Gobierno. Yo lo estuve buscando y no lo encuentro.
Lo que sí encontré es que muchas de las actitudes del Gobierno son típicas conductas no solo de derecha sino hasta de su expresión más extremista.
“Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”: El uso excesivo de la propaganda y la repetición de métodos forjados por Joseph Goebbels para influenciar en las masas me hacen temer que, en algún momento de nuestra historia, el masismo haya virado hacia el nazismo.



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