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Autonomía a la boliviana

Ahí está, a la vuelta de la esquina, un referendo, y nada menos que autonómico.
La población votante de La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca se pronunciará en las urnas sobre su Estatuto Autonómico Departamental mientras que la de Charagua, en Santa Cruz, y Totora Marka, en Oruro, lo hará por uno indígena originario. Los municipios de Huanuni, en Oruro; Tacopaya y Cocapata, de Cochabamba, votarán también sus cartas orgánicas.
La proximidad de la fecha ha atizado el fuego y, como las papas queman, el debate se ha puesto caliente.
Ahí está, a la vuelta de la esquina, el fulano que dice que se debe rechazar tal estatuto porque es centralista, en lugar de autonómico, y le sale al frente mengano para decir que, si el tal estatuto no se aprueba, habrá que volver a cero en el proceso en pos de la autonomía.  
Y no faltan las opiniones sesudas, aquellas que diseccionan el estatuto tal para mostrar sus fallas, y aquellas otras que afirman que la autonomía no es la que se propone porque, para ser tal, tendría que haber ido por este otro lado…
El debate se puso intento pero, caliente y todo, ya no sirve para consumo humano.
Los que ahora gastan saliva y tinta tendrían que recordar que existe una figura llamada preclusión que consiste en desarrollar un proceso dividiéndolo en etapas. Cada etapa que se cierra clausura la anterior y ya no puede abrirse más porque se ha cerrado, ha caducado o precluido.
Los estatutos autonómicos que se someten a referendo el domingo comenzaron a trabajarse hace cinco años y tuvieron una etapa para el debate. Mientras esa etapa estuvo abierta, los únicos que intervinieron activa y continuamente fueron los oficialistas. Los opositores participaron de vez en cuando y las organizaciones sociales solo se aparecieron cuando se trataba los temas de su incumbencia.
Por eso, llama la atención que ahora aparezcan tantos analistas, opinantes y “debatidores” que se pronuncian ya sea a favor o ya sea en contra de los documentos a votarse el próximo 20 de septiembre.
Aparecieron a última hora, como en la mayoría de las actividades de los bolivianos, y quieren ponerse al corriente. Algunos terminaron de leer recién el estatuto de su Departamento y, tras haberse desayunado con la noticia, dicen “esta boca es mía”.
Tarde.

Ya no es tiempo de debatir sino de votar. Las papas ya se han quemado y ahora queda deglutirlas. Solo resta esperar que nos hagan bien a la salud y no nos provoquen una indigestión.

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