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Mentiras

Imagínese que usted se pone a leer este artículo y encuentra en él que yo me refiero a su familia, incluyendo datos que sólo podría conocer si es que tuviera suficiente conocimiento de ella. Imagine que usted, como cabeza de familia que es, descubre que esos datos son falsos pero yo los presento como verdades.
Pues sí. Una cosa así sólo podría provocar furia porque ¿quién soy yo para emitir juicios de valor sobre su familia sin haberme tomado el trabajo de conocerla, así sea superficialmente, y recoger datos de ella?
Esa fue la sensación que tuve al leer una extensa nota titulada “Una operación a pecho abierto para salvar al corazón de Sudamérica” que está firmada por J. Américo Ortega Portillo y me llegó a través del correo electrónico.
Como la furia es mala consejera, esperé a calmarme antes de tomar una decisión sobre la nota. Tomé bastante aire, escuché música suave y hasta utilicé la técnica de relajación de la luz azul. Cuando volví a la serenidad, decidí que lo mejor era no darle importancia y olvidarla pero como vi que la nota se estaba propagando por internet y hasta fue reenviada con un panegírico del senador masista Gastón Cornejo, preferí responder sólo en lo que a mí concierne; es decir, si seguimos el ejemplo propuesto, a mi familia.
No obstante, para responder a esa nota en la parte que concierne a mi familia, voy a esforzarme en no hacer alusiones personales ni adjetivar ya que, por una parte, la descalificación es el recurso de la sinrazón y, por otra, el señor Ortega es un ser humano y, por lo tanto, merece el mayor de los respetos.
En su nota, Ortega emite sus puntos de vista sobre el conflicto Gobierno-oligarquía partiendo de la fundación de Bolivia y terminando en los afanes separatistas del oriente.
Comparto muchas de sus apreciaciones pero este artículo está destinado a demostrar una mentira, la que se refiere a mi familia.
En el apartado “Empresarios de la Comunicación”, Ortega escribe lo siguiente: “El Grupo Líder está integrado por los siguientes diarios: El Deber, La Prensa, El Alteño, Los Tiempos, El Nuevo Sur, El Correo, El Norte y El Potosí, Radio Milenio y en televisión PAT. Todos estos medios están concentrados en un grupo de familias quienes dan las directrices de tales medios, influyen directamente en los Editoriales y en más de una oportunidad la mayor parte de ellos han publicado la misma editorial, obviamente, hilvanando toda una serie de críticas y mentiras contra el gobierno y los movimientos sociales”.
Cuando hablo de mi familia, no me refiero a la célula primaria de la sociedad sino al diario “El Potosí” que ayudé a fundar, del que fui jefe de redacción y ahora soy director. Podría hablar de los otros medios del Grupo Líder porque los conozco (no existe ninguno que se llame “El Correo” y no hay relación alguna con radio Milenio ni PAT) pero me limitaré a “El Potosí” por las razones apuntadas.
No sé a qué fuentes acudió el señor Ortega para llegar a sus conclusiones sobre los medios pero, en el caso de “El Potosí”, nunca visitó nuestra redacción y ni siquiera se tomó el trabajo de hacer una llamada telefónica para saber si, en efecto, un grupo de familias nos da directrices. Desde que este diario se fundó, jamás recibí ninguna instrucción referida a sus contenidos. La libertad que tenemos es tal que, cuando no tengo tiempo para escribir un editorial, entonces escojo uno de los que produjo el Grupo y, si considero que no es apto para la realidad potosina, simplemente no lo uso.
El párrafo que copié líneas arriba contiene una sarta de mentiras sobre mi familia, aquella que conozco más que nadie, e intento reivindicarla recordando a Ortega el primero de los elementos del periodismo sistematizados por Bill Kovach y Tom Rosenstiel (y que él usa como intertítulo en su trabajo): “la primera obligación de periodismo es la verdad” pero, además, le repito el tercero: “La esencia del periodismo es la disciplina de verificación de los hechos”.

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