Es cierto. El Movimiento Al Socialismo comete muchos errores en la conducción del país, particularmente en el área económica, pero hay que admitir que tiene una gran habilidad en el área de la política.
Para empezar, fue muy hábil para llegar al poder porque, mientras conspiraba para bajar a quien lo detentaba —el neoliberal ortodoxo Gonzalo Sánchez de Lozada—, se fortalecía en los sindicatos, particularmente los agrarios. Debido a ello, y al cansancio del electorado con la clase política tradicional, el MAS ganó las elecciones de 2005 con el 54 por ciento, un porcentaje pocas veces logrado en la historia política del país, y ahora trabaja para quedarse en el gobierno el mayor tiempo posible.
El resultado de las elecciones prefecturales en Chuquisaca fue la muestra de que el partido del presidente no sólo mantiene su bolsón electoral sino que, además, es probable que lo haya incrementado. Savina Cuellar ganó sólo en la provincia Oropeza, donde está Sucre, pero el MAS tuvo aplastantes victorias en las restantes nueve (en Zudañez llegó al 85,6 por ciento).
Bajo la lógica política, Chuquisaca debía ser plaza perdida para el oficialismo que se jugó a favor de La Paz en el tema de la capitalidad y llevó las cosas al extremo de causar tres muertos. Empero, la lógica numérica dice que el MAS sigue siendo fuerte en ese Departamento, demasiado fuerte.
¿Cuál es el secreto?... el campo. El MAS es, después del MNR, el partido que mejor ha logrado captar un bolsón votante en el que no cuenta la lógica política sino la sentimental. El campesino siente a Evo Morales como uno de los suyos así que lo ratificará el 10 de agosto.
Por eso es que el oficialismo van tan campante rumbo al referendo revocatorio. Ha hecho números y sabe que puede ser el “revolcatorio” de por lo menos algunos de los adversarios políticos que no le dejan aplicar su programa de gobierno.
Y si le falla el campo en regiones como la “media luna” donde también se ha recurrido a la estrategia del sentimiento —la demanda de autonomía—, entonces Evo tiene a su segundo bloque: los sindicatos.
El MAS controla centrales obreras, federaciones y una cantidad no determinada de sindicatos. Si los autonomistas mandan en los comités cívicos del oriente, Evo tiene lacayos en los de occidente, particularmente Potosí. MÁS aún… el MAS ha logrado penetrar un frente que siempre mantuvo distancia del partidismo: la prensa. El partido del presidente controla la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia e incluso ha logrado cooptar algunas de sus federaciones.
Por tanto, el gobierno se sentará en la mesa del referendo a jugar una partida que la sabe ganada porque tiene ases bajo la manga. La oposición también tiene lo suyo, tanto que no sólo controla comités cívicos sino otras organizaciones de periodistas, pero el MAS también tiene un importante apoyo humano que son las organizaciones sociales que han demostrado que pueden convertirse fácilmente en grupos de choque.
¿Será por eso que la Unión Juvenil Cruceñista ha extendido su radio de acción más allá de Santa Cruz? ¿Será que la oposición percibió que el MAS tiene las de ganar y por eso fortalece su principal grupo de choque que, como sabemos, tiene tintes fascistas?
Y, finalmente, tengo una tercera pregunta carcomiéndome el alma desde hace algunos días: ¿Por qué aumentaron los reportes de envío de armas a Bolivia?
Si estos no son tambores de guerra, yo soy alto, blanco y domino el inglés.
15-VII-2008
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