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Bazuka

Durante el año 2008, esta columna abarcó la relación prensa-gobierno con tanta insistencia que dio la impresión de que no tenía otros temas para abordar.
Fue justo y necesario.
Como los hechos corroboran, las relaciones entre periodistas y políticos llegaron a su punto de mayor tensión este año, tanto que un radialista fue literalmente muerto a patadas en Pucarani en medio de una disputa por el manejo de ese municipio.
Y es precisamente Pucarani la confirmación de una tesis que lancé en esta columna: el periodismo es el enemigo natural de la política.
Periodismo viene de periodicidad y su antecedente histórico son las Actas Diurnas que Julio César mandó a pegar periódicamente en lugares públicos de Roma para que el pueblo se entere de lo que se trataba en el Senado. Fue una evidente acción política porque, así, César continuaba seduciendo a las masas y garantizaba su permanencia en el poder. Por cuestiones políticas, era él quien revisaba personalmente los originales de las Actas y eliminaba todo lo que no le convenía. Por ello, el periodismo nació junto a la censura.
La información es poder y cuanto más informado esté el pueblo de lo que hacen los gobernantes, más difícil es controlarlo. “La libertad de prensa debe estar en manos del gobierno”, sentenció Napoleón y esa frase pareció cobrar vida en 2008, cuando el gobierno boliviano intentó controlar a la prensa.
En marzo de 2008, la Superintendencia de Telecomunicaciones pretendió resucitar un decreto del tiempo de Banzer para controlar los contenidos de los medios masivos. La reacción de la prensa impidió ese intento pero luego vino la lucha por cambiar los artículos del proyecto de Constitución Política del Estado que se refieren al periodismo.
Al final, el texto cuestionado fue modificado pero yo sigo intranquilo sobre ese asunto porque se mantiene el artículo que señala que la jurisdicción ordinaria no reconocerá fueros, privilegios ni tribunales de excepción. A mi juicio, ese precepto —que se convertirá en constitucional si el proyecto es aprobado en el referéndum— será utilizado por los políticos para eludir e incluso hacer desaparecer los tribunales de imprenta.
Basándome en la tesis de que los políticos son los enemigos naturales de los periodistas, advertí en abril de 2007, en la conferencia nacional de la prensa que se realizó en Potosí, que no se podía cometer el error de dejar que aquellos redacten normas para la prensa porque era igual que entregarles un revólver para que nos disparen.
Lamentablemente, mi predicción se cumplió más pronto de lo esperado y el intento de controlar a la prensa fue introducido en la Asamblea Constituyente y después llegó al texto del proyecto de Constitución.
La enemistad natural entre gobierno y prensa o entre políticos y prensa es la razón de fondo para los constantes enfrentamientos entre la administración de Evo Morales y el periodismo boliviano.
Si ahora, cuando todavía no hay control a la prensa en la Constitución, hemos llegado a los extremos que llegamos. ¿Qué pasará cuando el control esté constitucionalizado?
Lamentablemente, mi tesis se confirmó más pronto de lo esperado y hasta se quedó corta porque, cuando permitimos que los políticos normen a la prensa en la Asamblea Constituyente, no les dimos un revólver sino una bazuka y pronto estarán utilizándola contra nosotros.


30-XII-2008

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