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Creo


Soy incrédulo por naturaleza pero eso resultó ser una ventaja porque el síndrome de Santo Tomás me sirvió bastante en mi carrera periodística. La exigencia de ver las cosas para creerlas, exigir pruebas o analizar previamente los hechos me llevó a la Jefatura de Redacción de dos diarios y a la Dirección de uno.
Pese a eso, al conocer la noticia de que un operativo realizado en Santa Cruz había desbaratado una banda terrorista que pretendía asesinar al presidente de la República tuve el presentimiento de que esa versión era cierta.
No tenía la noticia completa, no había visto papel ni imagen alguna pero el presentimiento estaba justo ahí, en ese desconocido lugar de mi conciencia en el que solía pasearse mi oronda incredulidad.
Entonces surgieron las contradicciones y, por lógica consecuencia, aparecieron las dudas. “No hubo combate ni persecución —me dijo Iván en la radio—. A los tipos los mataron en sus camas”. Casi avergonzado por mi excepcional credulidad, rechacé como contradicción el argumento de las cámaras apagadas en el hotel porque, a mi juicio, cuando las fuerzas de seguridad del Estado realizan un operativo, una de sus principales preocupaciones es evitar el registro de imágenes.
De pronto aparecieron los caperuzos del Gobierno para decir que los tipos acribillados en sus camas no sólo pretendían asesinar al presidente sino que habían planificado la toma del poder así que mi reacción fue la típica y criolla “¡déjense de joder!”.
Pues sí. Políticos como son, los oficialistas comenzaron a sacarle el jugo al asunto y hasta el presidente se dio el lujo de exigir un pronunciamiento público de Obama que el morocho contestó con diplomacia. Y diplomacia fue lo que le faltó a Evo cuando insinuó que los gobiernos de Hungría, Irlanda y Croacia podían ser parte del complot por el mero hecho de haber pedido informes sobre la muerte de sus ciudadanos, como corresponde con cualquier gobierno que se respete.
Claro que, por el otro lado, la oposición también sembraba dudas pero estas más bien reforzaban mi original credulidad. ¿Por qué se preocupan tanto los opositores? Oscar Ortiz salió varias veces a la palestra para censurar el operativo y hasta llegó a emitir juicios de valor que tenían tono de defensa de los supuestos terroristas. Cuando algún oficialista dijo que el gobierno encontró vínculos de los muertos con los cívicos cruceños, la reacción de aquella dirigencia fue desproporcionada: dijeron que se atacaba la institucionalidad de Santa Cruz, luego llevaron las cosas al punto que mostraron que era Santa Cruz la ofendida y exhibieron la “unidad cruceña” a través de los medios que tienen su central en aquella ciudad.
Si los cívicos cruceños no tienen nada que ver con el asunto… ¿por qué se inquietan tanto? Si la ascendencia croata de Eduardo Rózsa Flores y el ex presidente cívico Branco Marinkovic es pura coincidencia, ¿por qué se inquietan tanto? Si el blog de Rózsa y su perfil en facebook tienen enlaces con la Nación Camba, el Comité Cívico Pro Santa Cruz y Santa Cruz Autónoma por pura y simple simpatía del finado con esas instituciones, ¿por qué se inquietan tanto?
Y así “me estaba” cocinando en la tinta de las dudas cuando ahí nomás llegó otra bombita, esta vez de Hungría: en su entrevista pre mortem, el boliviano-croata reveló que fue contactado por gente (el diario “La Prensa” dice que por dirigentes) de Santa Cruz “para formar una milicia a fin de luchar contra el Gobierno central, pues si no se concedía a Santa Cruz un mayor nivel de autonomía, se declararía la independencia para crear un nuevo país”… ¡¡¡¡¡!!!!!
Entonces, mi estupor llegó a tal punto que mi única reacción fue la típica y criolla “ ¡andálamierda!...¡déjense de joder!”


23-IV-2009

1 comentario:

Claudia dijo...

Y qué creías Torito?
Si es que somos el pupu del mundo...