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Control a la prensa

El directorio de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) se reunió en Cochabamba el viernes 25 de enero con el propósito de considerar dos temas importantes: la necesidad de que los diarios afiliados a esa organización cuenten con códigos de ética internos y la intención del gobierno de levantar el secreto de la fuente de información, según expresó el presidente de la República en el mensaje de seis horas que dirigió al país tres días antes.
Ese mismo día, René Fernández, un periodista de Radio Cadena Nacional, fue interceptado por dos desconocidos entre los pisos 10 y 11 del edificio Cristal de La Paz. Los individuos lo encañonaron con algún tipo de arma y le amenazaron con matarlo si continuaba con su investigación sobre el espionaje a políticos e informadores.
Cito ambos acontecimientos porque constituyen dos buenas muestras de lo que está pasando con el periodismo en el país.
Por una parte existen sectores que, conscientes de la responsabilidad que la prensa tiene con la sociedad, desarrollan una labor de verdadera autorregulación. En el caso de la ANP, ese trabajo se traduce en un severo Código de Ética aprobado por los afiliados a esa organización que ahora debe replicarse en cada uno de sus medios.
Por otro lado, el atentado contra Fernández demuestra que los políticos continúan, como siempre, preocupados por controlar a la prensa. Esa actitud no es nueva por cuanto la censura nació con el periodismo. Sea de derecha o de izquierda, a ningún gobierno le gusta tener una prensa que refleje sus errores o desaciertos.
En Cuba, donde el régimen socialista está a punto de cumplir medio siglo, la prensa está controlada por el gobierno y no existe el pluralismo informativo. Los medios oficiales reproducen el discurso del gobierno, que no es necesariamente el de la mayoría de los habitantes de la isla, y, gracias a ello, la administración de Castro no tiene crítica interna. Chávez está detrás de algo parecido en Venezuela así que no tiene empacho en cerrar los medios que le son incómodos.
Si sus dos modelos actúan así, ¿por qué habría de extrañarnos que el gobierno de Evo Morales intente controlar a la prensa?
Por eso es que el presidente dijo —aunque hayan intentado “traducirle” después— que el secreto de la fuente de información debería levantarse, por eso es que había periodistas entre los espiados por el ahora desarticulado Comando de Operaciones Especiales y por eso es que el proyecto de Constitución Política del Estado del MAS apunta a la desaparición de los jurados de imprenta.
El parágrafo tercero del artículo 181 de dicho proyecto señala que “la jurisdicción ordinaria no reconocerá fueros, privilegios ni tribunales de excepción” así que elimina automáticamente los jurados establecidos por el artículo 21 de la Ley de Imprenta.
El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (Cstpb) cree que no habrá tal eliminación ya que los jurados de imprenta no son tribunales de excepción sino que forman parte de la justicia ordinaria al ser convocados por un juez de partido.
Entonces… ¿vamos a dejar un tema tan delicado librado a un simple criterio de interpretación? ¿No aprovecharán los políticos —tanto los del MAS como los que vengan después— ese vacío legal para intentar acallar a los periodistas?
Por tanto, el problema es mucho más complejo de lo que parece porque lo que aquí se juega es el control de la prensa. La ANP y otras organizaciones de periodistas lo han entendido así pero, curiosamente, el CEN de la Cstpb parece justificar al gobierno y, con esa actitud, alimenta las sospechas de que fue cooptado por el MAS.

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