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¿Cuál colla, carajo?

Hace más o menos 15 años, en un encuentro de periodistas especializados en temas culturales que se realizó en Potosí, los colegas del oriente se quejaron de que la visión de Bolivia era eminentemente andinocéntrica.
Tenían razón.
Hasta los cronistas deportivos del exterior se referían —y se refieren— a Bolivia como “el país andino” pese a que apenas el 28 por ciento de su territorio está sobre esa zona.
La verdad es que, si tuviéramos que aplicar el concepto meramente territorial, la mayor parte de Bolivia, casi el 60 por ciento, está en los llanos orientales así que este debería ser considerado un país llanero. Más aún, 724.000 kilómetros cuadrados —que representan el 65,9 por ciento del territorio nacional— están sobre la Cuenca del Amazonas así que, antes que andino, Bolivia debería considerarse un país amazónico.
Ahora bien, los residentes de la región oriental tienen una visión “collacéntrica” del occidente del país.
Apenas la semana pasada, la televisión mostró las imágenes de aquel supuesto masista que estaba tomando fotos de los huelguistas de hambre en Santa Cruz y recibió una paliza por razones inocultablemente racistas. Entre todos los que le golpeaban apareció fugazmente una señora. Era bajita, de piel cobriza y rasgos evidentemente andinos pero, aún así, espetó un “colla de mierda” mientras golpeaba al presunto espía del Gobierno.
Me estremecí. ¿Dónde irá a parar un país en el que la gente se odia no sólo por razones raciales sino también de residencia? ¿Puede una persona de origen andino convertirse en oriental por el simple hecho de vivir —así sea desde su nacimiento— en una región oriental?
Y aquí viene lo de la visión “collacéntrica”.
Para los residentes del oriente, todos quienes vivimos en La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca somos collas. Perdonan a los tarijeños, a quienes tanto ellos como nosotros llamamos chapacos, pero los demás somos collas. Para los racistas, no sólo somos collas… somos “collas de mierda”.
¿Sabrán los residentes del oriente quiénes eran y quiénes son los collas?
Los collas son los descendientes de los habitantes del reino kolla que ocupó el territorio de la desaparecida cultura tiwanakota, en la meseta del Lago Titicaca. Aunque se expandió hasta el punto de convertirse en una importante cultura, se limitó al norte del imperio de Tiwanaku porque al sur floreció otra cultura: la confederación charca.
En ese norte están actualmente parte de los Departamentos de La Paz y Oruro mientras que al sur quedan Chuquisaca y Potosí.
Por tanto, el adjetivo colla debería utilizarse sólo para los descendientes de esa cultura. No me atrevo a decir para los habitantes de tal o cual Departamento ya que también hay matices (en Oruro florecieron otras culturas como las de los urus y muratos y no olvidemos a la cultura andina más importante, la inca, que conquistó a los collas en el gobierno de Pachacutec).
Eso sí. Puedo afirmar que los potosinos y chuquisaqueños no somos collas porque lo más correcto sería llamarnos charcas o incas. Ni siquiera es correcto decir “cambas” a los orientales porque en los llanos también hay una diversidad de culturas originarias (isoseños, guaraníes, matacos, besiros, guarayos, pausernas, sirionós, yuracares, ignacianos, mojeños, mosetenes, chimanes, tacanas, araonas, cavineños, toromonas, cayubabas, movimas, mores, etc., etc., etc).Pero… ¿para qué hacernos problemas con tanta babosada racista? Los nacidos en Bolivia somos bolivianos y punto. Lo demás (eso de cambas, collas, chapacos y ramas afines) sólo son huevadas que, lamentablemente, han llevado a nuestro país al borde del abismo.

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