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¿Y la altitud?

Al mejor cazador se le va la liebre pero… ¿qué tal si se le va cinco veces? La preguntita ronda mi cabeza desde que leí un cable noticioso de la agencia EFE, de España, con el título “San Lorenzo obsesionado con el partido que jugará en Bolivia”.
Como es fácil suponer, la noticia se refería al eterno temor de los argentinos a la altitud —“el entrenador Ramón Díaz intenta dar ánimos a sus jugadores y evitar que hablen de la altitud”, decía— pero lo llamativo era este argumento: “con 3.967 metros sobre el nivel del mar, Potosí es la segunda ciudad más alta del mundo luego de la peruana de Cerro de Pasco”.
Potosí —la ciudad en la que se jugó el partido entre San Lorenzo de Almagro y Real Potosí por la Copa Libertadores de América— es, en efecto, una de las ciudades a mayor elevación sobre el nivel del mar pero no es “la segunda ciudad más alta del mundo”. Es más… Cerro de Pasco tampoco es la de mayor altitud.
En el año 1994, The Guinnes Book of Records publicó su número 40 y, para conmemorar sus cuatro décadas, presentó su primera edición latinoamericana. En la página 199 de ese libro está el apartado de “pueblos y ciudades” donde se puede leer esta afirmación: “El nuevo pueblo de Wenchuan, fundado en 1955 sobre la carretera Qinghai-Tibet al norte de la cordillera Tangla, es el pueblo más alto del mundo a 5.100 m sobre el nivel del mar”.
Por si esa referencia fuera insuficiente, la Organización de las Naciones para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) publicó en el comunicado de prensa de la Unesco Press No. 2002-83 una lista de The Top of Everithing que también identifica a Wenchuan como la ciudad más alta del mundo pero le asigna 5.099 msnm.
Pese a que el dato no es nuevo, la agencia EFE, que es considerada la mejor en idioma español, no sólo calificó a Potosí como la segunda ciudad más alta del mundo sino que lo hizo cinco veces. La primera fue el 4 de marzo, en la nota sobre la obsesión de San Lorenzo; la segunda el 9, la tercera el 10, y las dos últimas el 12 de marzo (¡ché!... ¡qué manera de joder!).
Las cinco notas tuvieron origen en Buenos Aires pero la delegación de EFE en La Paz también aportó con el suyo porque, al hablar de Potosí, señaló que la ciudad está “a casi 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar”.
Todas esas afirmaciones están erradas.
Según diversas fuentes, incluido su Gobierno Municipal, la ciudad de los 4.000 metros es El Alto mientras que la altitud oficial de Potosí, fijada por la empresa que contrató la Alcaldía para la primera fase del Plan Maestro de Catastro Urbano, en 2002, es 3.826,7 metros sobre el nivel del mar.
Pero el detalle no está en la altitud de las ciudades, aunque incluyamos los decimales, sino en que los hechos demuestran que la elevación respecto al nivel del mar no es tan determinante para los resultados deportivos.
Pese a la obsesión de San Lorenzo, este equipo obtuvo una victoria de 3-2 en Potosí. El periodista Fernando Niembro, de la Cadena Fox Sports, dijo incluso que “los registros de la altura quedaron atrás y este equipo está corriendo más que en el Nuevo Gasómetro de Buenos Aires”.
Una revisión del diario La Prensa demuestra, además, que equipos argentinos y brasileños obtuvieron buenos resultados en los últimos cinco años, aún jugando en ciudades bolivianas de altitud.
Entonces, el problema no está en la altitud de las ciudades sino en la altura de los equipos. San Lorenzo le ganó a Real Potosí porque jugó bien, con altura. En cambio, el equipo que hace campaña contra la altitud, el Flamengo, fue goleado 3-0 por el Nacional del Uruguay en los 43 msnm de Montevideo. Entonces, que los brasileños actúen con altura y dejen de joder con el asunto de la altitud.

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