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Indiadas

Aunque estudios sociológicos y encuestas ya me lo habían advertido suficientemente, sólo aquilaté a cabalidad el racismo de nosotros, los bolivianos, cuando publiqué un artículo titulado “Odio” en el que mencioné seis veces la palabra “indio”.
Y es que, como en pocos países del mundo, esa palabrita nos saca de las casillas porque la consideramos un insulto imperdonable y, cuando alguien nos la enrostra, entonces “se nos sube el indio”.
Eso pareció ocurrir con los que se ofendieron por el uso de la palabra y me llamaron o enviaron correos electrónicos diciéndome que, si quiero referirme a los originarios de Bolivia, debería utilizar la palabra “indígena”.
Tan convencidos estaban esos lectores que lograron implantarme la duda así que volví a recurrir al Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), que es el referente del idioma con el que escribo esta columna.
Según el DRAE, “indio” no sólo es “natural de la India” y “perteneciente o relativo a este país de Asia” sino también “indígena de América, o sea de las Indias Occidentales, al que hoy se considera como descendiente de aquel sin mezcla de otra raza”.
En cambio, “indígena” es un adjetivo que significa “originario del país de que se trata” y el DRAE aclara que no sólo se usa como sustantivo sino que también se aplica a personas.
La lectura del significado de esas dos palabras me recordó que el 14 de junio de 2005, cuando Bolivia atravesaba una de sus muchas y recientes crisis, la Fundación para el Español Urgente (Fundéu) ya advirtió que “indio” e “indígena” no son sinónimos.
“Recordamos que ‘indígena’ es ‘originario del país en el que vive’, por lo que se recomienda que para aquellas informaciones, como las relacionadas con la crisis que vive Bolivia en la actualidad, en las que se habla de ‘indígenas, estudiantes, campesinos y mineros’, en vez del término “indígenas” se utilice ‘comunidad india’”, recomendaba entonces la Fundéu.
Seis meses después, el 20 de diciembre de 2005, la misma fundación volvía a advertir del error. “La Fundéu recuerda que indígena no es sinónimo de indio—decía—, por lo que recomienda que no se hable de ‘indígena’ cuando se quiera hacer referencia al origen indio del recién elegido presidente de Bolivia, Evo Morales”.
Más aún, esa recomendación detallaba que “‘indígena’ es la persona originaria de un país, por lo que este término es aplicable tanto a Evo Morales como a su rival, el conservador Jorge Quiroga, pese a que éste no es de origen indio. Sin embargo, los dos son originarios de Bolivia”.
Ahora bien, el DRAE señala que “originario” significa “que da origen a alguien o algo” y “que trae su origen de algún lugar, persona o cosa” así que tampoco es exclusivo de los pueblos indios. Como denota origen, “originario” puede ser utilizado para referirse al nacimiento de una persona y, en ese sentido, todos los bolivianos somos originarios de Bolivia. En el sentido del DRAE, tanto Jorge Quiroga como Samuel Doria Medina y hasta el agringado Gonzalo Sánchez de Lozada son indígenas (originarios) de Bolivia, al igual que todos quienes nacimos en este país.
Pese a ello, los indígenas de Bolivia mantenemos el adjetivo “indio” como insulto y no nos gusta utilizarla correctamente.
Quizás por eso, hasta el DRAE recogió el sentido despectivo que le damos a la palabrita y señala que “subírsele a alguien el indio” es “montar en cólera”.
En lo que a mí concierne, cuando alguien se ofende por el uso adecuado del denostado adjetivo, se me sale el indio y utilizo una interjección vulgar para acuñar esta frase que también extraigo del Diccionario de la Real Academia Española: “Idos a la mierda”.


18-III-2009

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