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Porvenir

Porvenir es “suceso o tiempo futuro” o bien la “situación futura en la vida de una persona, de una empresa, etc.”.
Hasta el 11 de septiembre —aciaga fecha— de 2008, la mayoría de los bolivianos no sabía que en Pando existe una población llamada Porvenir y mucho menos tenía idea de por qué recibió ese nombre.
Yo tuve el privilegio de conocerla en octubre de 2006, cuando el pueblo todavía celebraba el 80 aniversario de su fundación, y quedé prendado de él.
Aún hoy en día, Porvenir es lo que seguramente fue Cobija en sus primeros años. La mayoría de sus casas son de madera y el piso de muchas de ellas se eleva sobre el suelo para evitar la crecida de las aguas en tiempo de lluvia. Las cercas son otro elemento predominante en las viviendas que invariablemente tienen jardines con árboles que no necesitan regarse porque el pueblo está enclavado en plena selva amazónica.
Si bien en la plaza principal existe cemento, las calles de su pequeño centro son de ladrillo mientras que el resto es de tierra apisonada. Su fisonomía, sumada a su clima tropical, le dan un inevitable aire bucólico que recuerda las tardes de siesta de la mítica Macondo. Esa fue la impresión que tuve aquel octubre de 2006 y, mientras comía el pescado más delicioso de mi vida, les comenté a los colegas que me acompañaron hasta aquel hermoso lugar que me gustaría pasar mis últimos años allí.
Desde luego, lejos estábamos de imaginar que, apenas dos años después, Porvenir se convertiría en el escenario de un hecho de sangre que se sumaría a la larga lista de crímenes políticos de Bolivia.
El 11 de septiembre (11-S) de 2008, y en circunstancias que al momento son poco claras, por lo menos 15 personas murieron en un enfrentamiento armado entre campesinos afines al Movimiento Al Socialismo y opositores autonomistas y actualmente se habla de más de un centenar de desaparecidos.
¿Qué fue lo que pasó? A estas alturas es difícil saberlo porque el gobierno tiene una versión y los prefectos de la “media luna” manejan otra. Por ahora, sólo existe la certeza de que los sangrientos hechos del nuevo 11-S inclinaron la balanza de tal forma que se viabilizó el inicio del diálogo político pese a que el prefecto de Pando fue detenido acusado de tener responsabilidad en las muertes.
Pero más allá de quién sea el responsable o no, o quién tenga la culpa o no la tenga, lo cierto e inmutable es que en Porvenir se perdieron vidas humanas y ese es un daño que ningún acuerdo podrá reparar.
El primer 11-S fue el de 1973, cuando aviones de la Fuerza Aérea Chilena bombardearon el Palacio de la Moneda, en Chile, en el golpe de Estado de Augusto Pinochet; y en el segundo 11-S, el de 2001, dos aviones impactaron contra las Torres Gemelas de Nueva York provocando su desmoronamiento.
En el tercer 11-S, el de 2008, el odio, el racismo, la intolerancia y el sectarismo bombardearon la hermosa población de Porvenir y la regaron de sangre. Cual dos aviones de distinto signo, el oficialismo y la oposición se estrellaron contra los sueños de la población boliviana que todavía creía en un país unido.
Porvenir lleva ese nombre en homenaje a la columna Porvenir que derrotó a los brasileños en la Batalla de Bahía, el 11 de octubre de 1902, y estuvo encabezada por Bruno Racua, indio de la etnia tacana.
Hoy en día, ser indio es motivo de odio, ya sea para odiar al que no lo es o para atacar al que parece serlo.
Es cierto que hay un preacuerdo y se vislumbra una salida a la crisis pero yo mantengo mi pesimismo porque este es un lío político y, con políticos como los que tenemos, el porvenir de Bolivia sigue siendo negro y eso molesta a los “blancones”.


17-IX-2008

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