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SEPARATISMO (II)




II. Valverde

El 7 de octubre de 1957 no es precisamente una fecha significativa en la historia de Bolivia.
Cuando ese día se mostraba en el calendario, el país pasaba por una euforia similar a la del ya famoso 6-1 a la Argentina porque, apenas unas horas antes, el 6 de octubre, la selección boliviana de fútbol que capitaneaba Víctor Agustín Ugarte había derrotado por 2-0 a la poderosa albiceleste de Amadeo Carrizo y Orestes Corbatta en partido por la eliminatoria sudamericana para el Mundial Suecia 1958.
Ilusionada por la campaña de la verde, que apenas una semana atrás había goleado 3-0 a la selección de Chile, la opinión pública nacional apenas reparaba en las huelgas de los fabriles en contra del gobierno de Hernán Siles Suazo y en el destino de la sucesión Becker que se discutía en el Parlamento.
Más aún, la gente todavía no podía comprender cómo fue que los rusos habían logrado poner en órbita el primer satélite artificial de la historia que giraba en torno al planeta a una velocidad de 30.000 kilómetros por hora.
En medio de todos esos acontecimientos pasó desaperciba la acción de un joven beniano llamado Carlos Valverde Barbery que fundó la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) el 7 de octubre de 1957.
Ese hecho recién adquirió relevancia medio siglo después, ya en el siglo XXI, cuando la UJC fue identificada como la principal responsable por los actos de violencia racista cometidos en el Departamento de Santa Cruz.
En una carta abierta dirigida al entonces presidente del Comité Pro Santa Cruz, Branko Marinkovic Jovicevic, la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH) expresa su “profunda preocupación por el recrudecimiento de los actos violentos fundados sobre la intolerancia, la discriminación y el racismo” y responsabiliza de estos a “actores radicales, entre los cuales se destaca la Unión Juvenil Cruceñista, especie de grupo paramilitar promovido por el Comité Cívico Pro Santa Cruz que usted preside”.
Empero, el Comité Pro Santa Cruz nunca admitió sus vínculos con la UJC ni el separatista Movimiento Nación Camba de Liberación (MNCL). Es este último el que menciona, en su website, que la Unión Juvenil Cruceñista es el “brazo movilizador de la lucha cívica”.
Lo que llama la atención es la recurrencia del nombre de Carlos Valverde Barbery. En enero de 1970, tras fracasar el intento de golpe de Estado promovido por el coronel Hugo Bánzer Suárez, el gobierno del presidente Juan José Torres no sólo ordena la intervención del Comité Pro Santa Cruz sino también la detención de Valverde Barbery que es mencionado como presidente del Comité de Defensa de los Pueblos Orientales, una organización que se enfrentó a la Unión de Campesinos Pobres (Ucapo).
Si la numerología tiene algún sentido, es valedero apuntar que Torres subió al poder otro 7 de octubre, pero de 1970, e inauguró un gobierno de tendencia socialista.
La Ucapo ya no existe pero el Comité de Defensa de los Pueblos Orientales dio señales de vida en agosto de 2007, cuando emitió un documento público llamando a la UJC y a la Nación Camba a acuartelarse para evitar la parada militar del 7 de ese mes en Santa Cruz con la presencia de organizaciones indígenas del occidente.
Tres años antes, Valverde Barbery fue condecorado por la Prefectura de Santa Cruz con la medalla al mérito “Andrés Ibáñez”. En una entrevista con el diario El Deber dijo que sueña “en una nueva república formada por cuatro departamentos: Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija”. La entrevista cierra con este mensaje a los cruceños: “si es necesario matar por Santa Cruz para conseguir su libertad, que no vacilen un instante en hacerlo”.

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