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Adiós, “don Raja”


El periodismo fue, es y será un oficio peligroso. Existieron, existen y existirán personas y/o gobiernos intolerantes que no toleran un periodismo que no esté alineado en su esquema. Una de esas personas fue Guillermo Vea Murguía, un jefe de policía cuyo sistema represivo en el Potosí de los años ‘40 le valió el tétrico mote de “Saca placenta”.
Por aquellos años, Aurelio Félix Borda, un joven trabajador de la empresa minera Unificada que todavía estaba en manos de Mauricio Hoschild, había incursionado en el periodismo y escribía con un estilo atrevido y panfletario que molestaba a los mandamases de la época.
Intolerante como muchos oficialistas de hoy en día, el “Saca placenta” estalló en furia con uno de los artículos de Félix y mandó a sus uniformados a detenerlo. Una vez en las gélidas oficinas policiales, el furioso Vea Murguía preguntó al bisoño periodista si él había escrito la urticante nota y, tras escuchar una respuesta afirmativa, mandó a traer el original del escrito y, a punta de pistola, obligó a Félix a comérselo.
Los que cuentan esta historia dicen que Félix (pues tal era su apellido paterno) comió el papelito hasta el último trozo y después bebió el aceite de ricino que el “Saca placenta” le dio como postre.
Aurelio Félix Borda se tragó sus palabras pero no se quedó con ellas pues las devolvió donde todos se imaginan: en el retrete.
El incidente no amilanó a Félix. Por el contrario, desarrolló su trabajo en la Unificada a la par que su carrera sindical y periodística.
Años después, en las dictaduras de Barrientos, Banzer y García Meza, su estilo seguía siendo el mismo y, aunque muchos lo intentaron, nadie más pudo hacerle tragar sus palabras. Del periódico pasó a la radio porque fundó, junto a otros trabajadores de Unificada, la recordada radio Sumaj Orcko que durante años fue la voz del trabajador minero de Potosí.
Ya en los ‘90, y con bastantes años encima, debutó en la televisión, en el desaparecido canal 6, donde cosechó otra anécdota: cuando entrevistaba a un niño que se había accidentado tras emprender veloz carrera en su bicicleta, le preguntó “¿estabas yendo raja?” y el pequeño le contestó que sí.
En el lenguaje coloquial potosino, “raja” es “rápido, raudo, veloz” y, aunque estaba bien empleada, arrancó tantas risas que la palabra se le quedó como apodo al veterano periodista.
El miércoles 10 de marzo de 2010, una noticia paralizó a los periodistas potosinos: “Ha muerto don Aurelio”.
Aunque ya estaba próximo a cumplir 80 años y su salud se había deteriorado hacía tiempo, nadie pudo reprimir un estremecimiento de dolor.
Aurelio Félix Borda trabajó en la Unificada, fue dirigente sindical y deportivo pero su faceta de periodista es la que lo acompañó hasta los últimos instantes de su vida.
Incluso el año pasado, con la edad y la salud quebrantada sobre los hombros, acudía cada sábado a la radio Kollasuyo para emitir su programa “Panorama”. La vista le fallaba tanto que su libreto era impreso con letras grandes en papeles que el operador sostenía mientras él se esforzaba para leerlo pero, al final, terminada decodificando de manera clara y con la contundencia de siempre.
Hoy, cuando don Aurelio se ha ido, lo recordamos con la firmeza del hombre que jamás se doblegó y mantuvo su estilo contestatario frente a todos los gobiernos. Su anécdota y personalidad lo convirtieron en un baluarte de la libertad de expresión y así lo reconoció la confederación de la prensa que le rindió un homenaje en marzo de 2009.
Para nosotros, los que ahora lloramos su partida, queda el ejemplo del periodista que nunca se quebró ante nadie y los recuerdos felices de nuestro amigo, “don Raja”…

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