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Años Nuevos…


La medición del tiempo es el resultado de la evolución de la humanidad y fue uno de los síntomas de su salida del estado tribal.
Mientras permanecía en estado salvaje, el hombre no tenía noción del tiempo aunque sí advirtió que el día cambiaba y daba paso a la noche y que existían cambios en la naturaleza como el calor, frío, lluvia y sequía.
Cuando descubrió el conteo, comenzó a medir las cosas e inventó sistemas para hacerlo. Inventó códigos, que hoy llamamos números, y asignó valores a porciones de volumen, peso y distancia. La medición del tiempo tardó un poco más por su carácter abstracto pero dio paso al surgimiento de una ciencia que hasta hoy lleva el nombre de cronología.
Pese a no tener forma, color ni peso, el día fue medido en función a la duración de la luz solar. Se llamó día natural al período de luz que se inicia con la salida del sol y termina con su ocaso. Se lo dividió en 12 y a cada una de esas partes se le llamó hora. Aunque esa medición fue confirmada después (hoy se sabe, por ejemplo, que un día dura 23 horas, 56 segundos y cuatro centésimas pues ese es el tiempo que utiliza la Tierra para girar sobre su propio eje), otras divisiones como la semana son artificiales porque fueron asumidas convencionalmente por el hombre, al igual que el calendario.
Utilizando convencionalismos y la lectura de los movimientos planetarios, el ser humano terminó de codificar el tiempo aunque no pudo universalizar su interpretación. La denominada civilización occidental está a punto de cerrar el año 2009 para recibir al 2010 pero otras culturas, como la china o la judía —que se rigen por calendarios unisolares—, ya están en los años 4707 y 5769, respectivamente.
Debido a ello, la celebración del Año Nuevo no es una fiesta universal sino que se limita a los países y culturas que utilizamos el calendario gregoriano; es decir, el que fue promovido por el papa Gregorio XIII y sustituyó al juliano —el de Julio César— en el año 1582.
Aunque adoptado por la mayoría de los países, el calendario gregoriano no es precisamente el dominante del planeta debido a la cantidad de habitantes que utilizan otros como los chinos, indios y musulmanes. Sólo la República Popular China tiene más de 1.300 millones de habitantes mientras que en la República de la India, que tiene más de 1.100 millones, existen varios calendarios regionales que en 1957 se sometieron por decreto a uno nacional. El calendario musulmán, que tiene una diferencia de 622 años del gregoriano, es el que utilizan las personas que profesan el islamismo y se calcula que son más de 1.500 millones.
Por tanto, la variedad y diversidad no son fenómenos de un solo país o sólo de algunas culturas sino que es una característica de la raza humana en general que la más de las veces fue motivo de pleitos y guerras.
Tras miles de años de medir el tiempo, aprendimos a hacerlo de manera científica y ahora podemos estimar la duración exacta del segundo a través de las propiedades del átomo.
Lo que no hemos aprendido es a ponernos de acuerdo entre seres humanos.
Así, la medición del tiempo es motivo de discusión porque mientras muchos países prefieren mantener el uso del segundo intercalar para mantener los estándares de emisión de tiempos cercanos al tiempo solar medio, otros proponen añadirle una hora al reloj cada 600 años y algunos prefieren retroceder una hora cuando la variación haya acumulado un retraso de media hora, lo cual sucedería en el año 2.600 (es aquí cuando alguien pregunta: ¿de qué calendario?).
Eso sí, a la hora de celebrar el advenimiento de cualquier Año Nuevo, existe consenso para celebrarlo con abundancia de bebidas alcohólicas, porque, al parecer, el trago también puede ser un idioma universal.

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