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Funcionales


Una de las tantas polémicas de las campañas electorales es la funcionalidad de ciertos sectores de la sociedad respecto a los partidos políticos que aspiran a detentar el poder.
En política se habla de funcionalidad, o cualidad de funcional, cuando se refiere a algo o alguien eficazmente adecuado a determinados fines. Así, una persona es funcional cuando actúa como el partido quiere y le facilita el logro de sus fines.
Como Bolivia está inmersa en días preelectorales, los debates sobre la funcionalidad son varios en función a quiénes son funcionales a qué partidos.
Y como la funcionalidad depende de comportamientos, uno puede ser funcional incluso sin querer.
La prensa, por ejemplo, puede ser funcional involuntariamente porque es incapaz de controlar el efecto de sus mensajes. El periodismo, ya sea traducido en papeles, sonidos, imágenes u otro tipo de señales, es, en teoría, un puente para la comunicación. El emisor (periodista) lanza un mensaje a través de un medio (periódicos, radioemisoras, teledifusoras, agencias de noticias, etc.) con el fin de que llegue a un destinatario que es el público. Una vez emitido el mensaje, es difícil saber el efecto que tendrá porque su destinatario es múltiple y heterogéneo. Si de bandos políticos hablamos, lo que es útil al gobierno resulta perjudicial a la oposición y viceversa. Esa es una de las tantas razones por las que generalmente nadie está conforme con el trabajo de la prensa.
Ahora bien, el periodismo se maneja bajo ciertos cánones o parámetros que resultan ineludibles desde el punto de vista técnico. ¿Qué determina la preeminencia de una noticia sobre otra? ¿Cómo se eligen las noticias para ponerlas en la primera página de un periódico y cómo se distribuyen estas en esa plana? ¿Por qué unas noticias van antes que otra en los noticieros radiales y/o televisivos?
Aunque los políticos no lo crean, la preeminencia no la define la preferencia política del dueño del medio, del director o del jefe de redacción. La teoría proporciona parámetros como, por ejemplo, los factores de interés que son los que determinan el orden de presentación de las noticias. Así, se toma en cuenta factores como la rareza del hecho, proximidad, violencia, etc. La preeminencia de unos factores sobre otros forma parte de la política editorial del medio.
En función a los factores de interés, la mayoría de los medios cruceños le dedicaron grandes espacios al transfugio de ciertos miembros de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) que ahora forman parte del MAS. ¿Y por qué no? Si la UJC actuó bajo los esquemas del fascismo y neonazismo, ¿cómo es que ahora aparece metido en un partido supuestamente socialista?
Sin embargo, al abundar sobre el tema, los medios cruceños le estaban haciendo publicidad gratuita al MAS. ¿También le eran funcionales?
Lo mismo pasa con el culebrón de Leopoldo Fernández, el “pobrecito” candidato a la vicepresidencia por el Plan Progreso para Bolivia – Convergencia Nacional (PPB-CN) que está preso en la cárcel de San Pedro sin poder expresarse porque el gobierno se lo impide.
Aquí tenemos un claro ejemplo de funcionalidad pues, al ocuparse del tema prácticamente cada día, los medios le están haciendo el jueguito al PPB-CN (que es la apuesta fuerte de la derecha en estas elecciones) porque no sólo le obsequian abundante publicidad sino victimizan a Fernández y le ayudan a subir su posible caudal de votos.
Empero… ¿cómo podemos acusar a los periodistas de funcionales cuando el mismísimo gobierno ha caído en el jueguito de su adversario de derecha?
Al evitar que hable Leopoldo, el MAS está echando sal a una herida que los estrategas del PPB-CN supieron abrir hábilmente: el del atropello a la libertad de expresión.
Mientras más tiempo el gobierno evite que Leopoldo hable, más subirán los puntos políticos del candidato vicepresidencial encarcelado y, consiguientemente, del partido político que lo postula. ¿Quién es más funcional en este caso, señor Presidente?

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